lunes, 10 de junio de 2013

La maldición del autoestima en practicantes

La maldición cae así, de pronto, en un abrir y cerrar de ojos. Te fijas en ella, la observas, la acosas con la mirada. Evitas que te mire, que se de cuenta - ni siquiera tú sabes de qué debería darse cuenta. La odias, te odias por odiarla, luego pasa un rato y dejas de odiarla, recuerdas que pudo ser quien se encuentre al lado tuyo, el mensaje de tu celular, la notificación de facebook. Luego piensas; indudablemente, no hay nada extraordinario en ti además de esta extraordinaria trastornada mente que a veces la resuelves en perversiones.

La recuerdas, la buscas, vuelves a odiarla. Te miras, la miras, la vuelves a ver y piensas que sí, está bien como es, te gusta, la odias. Cabello, piel, muecas, cuerpo. Repasas, ida y vuelta. Hasta su risa es correcta, hasta la maldita tocecita, el estúpido estornudo. Es para matarla, arrastrarla por el piso, arruinarle el "toque especial". Eso piensas,  cuando lo quieres a él.

Cuando lo dejas de querer, la recuerdas, y recuerdas también las toneladas de maquillaje esparcidas en su rostro como castigo pagado, el cabello ridículamente teñido, las preguntas innecesarias, las poses forzadas, la sonrisa congelada, la ropa terriblemente planeada y salida de una revista de NI SE TE OCURRA. De repente, él regresa y con ello ella regresa a su estado primario, te odias, eres una envidiosa, sí, lo eres. Vuelves a mirarte, te comparas, te das rabia. Recuerdas cómo eras cuando nada te interesaba, cuando solo decías las cosas porque las sentías. Ahora decir lo que sientes se vuelve algo inaudito, la no opción, el orgullo perdido, el "trágame tierra". Sí, estás muy jodida.

Las prioridades se han vuelto secundarias, todo está a medias, todo está mal hecho. En qué momento pasó, cuándo dejaste de ser tan extraordinaria, ¿cuándo pensaste en el resto?, cuándo empezaste a creer en la soledad. No, no sabes cuándo, eso es lo peor. Cuándo descubriste que estás más lejos que lo que crees. Yes que la pregunta no es "qué tiene ella que la hace tan especial", el problema es que este universo te ha dado la contra, piensas, y lo incluye a él también, a él y su estúpida y lógica admiración hacia ella. Te sientes devastada, entonces, qué más queda, una buena canción, tal vez algo de Phoenix, tal vez un cigarro, tal vez una cama, tal vez mañana se te pase, y si no se te pasa, tranquila, puede que a ella le esté pasando lo mismo, ya quisieras.

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