martes, 6 de diciembre de 2011

¿Y si certezas?

La ventana no me da más respuestas. Tengo un jardín al frente, todo marchito, tierra que parece reclamar el agua que bebo de una taza entre espacios eternamente pausados. Esta vez nada se refleja sobre el vidrio humedecido por las consecuencias de un clima tan extraño y rebelde que azota las esperadas tardes de primavera, ahora solo queda recordar las pasadas.

La casa de al frente se asemeja a la misma que vi hace diez años, así como los árboles que detrás de ella se balancean, esos árboles de hojas ocres que nunca caen, que parecen tapar las nubes.

Pues así es el día, el momento. Todo se resume a eso, a mi escritorio lleno de papeles de marcas por la mitad, a mi mentón apoyado en una mano, a un procesador prendido, a mi mente saturada de tanto leer, a mi pensamiento ahora vacío, a mis cortinas abiertas y mi ventana cerrada. La secuencia de letras que me dediqué a identificar entre tantas separatas y tantos mensajes me han dejado atrapada en una pausa - así como la de mi taza de manzanilla. No siento absolutamente nada usual, es como si recién pudiera darme cuenta que había un escenario tan complejo fuera mío y tan simple a la vez, como real, natural, vivo. Porque hace unos instantes todo se reducía a esperar una respuesta que realmente no me importaba y a la que quería encontrarle un sentido,  a decir cosas innecesarias, a entrar en fondos blancos en busca de nada y, en cuestiones sencillas, nada de eso me hace "yo".

Ahora suena la banda de caballos y sin permiso alguno las notas de esa canción se han introducido sin atenuaciones en mi cabeza. De pronto, creo empezar a recordar algo muy singular; si eras tú en ese entonces, si tal vez debí decir sí, si en todo caso no era yo la duda certera, si nuestras manos no se humedecerían por los nervios, si ahora estaría en el parque llenando de hojas secas tu espalda, si te hubiera hablado de esta banda, si te hubiese hecho probar la tarta de manzana, si mis preocupaciones serían menos intensas cuando tan solo pensara tu nombre, si mis ojos por fin hubieran parado de ver un espejo para verte a ti.

Inesperadamente, la melodía sigue sonando y hay algo más de manzanilla que beber.
Empiezo a sentir algo inusual.

No hay comentarios:

Publicar un comentario